lunes, 25 de noviembre de 2013

"¿Ligamos?" Segunda parte.



Retomemos la pregunta con la que empecé mi artículo anterior, que es quizás el motivo por el que lo leíste. ¿Cómo se liga? Pues, como casi siempre, depende. 

No es que haya unas claves que seguir a rajatabla según el caso, que de hecho probablemente las haya en algún manual para gente muy desesperada (y algo idiota, si me lo permitís). Sí, soy dura en esto. Pero ningún libro o video de internet va a conseguir que alguien ligue de forma exitosa.  Que si hay que mantener la mirada, que si hay que tocarse el pelo, que si hay que conseguir que nos cuente algo de su vida, que si hay que ponerle celoso/a… Cuánta tontería se nos vende y cuánta tontería decimos nosotros cuando un amigo nos pide consejo. Sin embargo, evidentemente no se liga igual a los catorce que a los veinte, que a los cuarenta, o que a los sesenta. No se liga igual la primera vez que se liga que cuando ya se está entrenado, ni desde luego cuando has tenido una relación de muchos años con alguien y te toca salir de nuevo al “mercado”. Porque con el tiempo cambiamos nosotros, cambia la sociedad, cambian las costumbres, y, desde luego, cambian las tecnologías.

Hoy, señores, resulta impensable para la mayoría de la gente (dentro de una franja de edad) ligar sin la herramienta del WhatsApp o las redes sociales. Lo tenemos tan, tan fácil… Y aun así, se sigue metiendo tanto la pata… Pero veamos qué es lo que hacemos, cómo y por qué nos sale bien o mal.

1.       Escribir es más fácil que hablar.
¿Por qué hay gente que por escrito trata de una forma determinada, y al hablar en persona cambia su actitud? Porque indudablemente las pantallas y teclados aportan la seguridad y la tranquilidad que no da el encontrarse de cara con la otra persona. A la cara no puedes tomarte tu tiempo para responder, no puedes releer lo dicho anteriormente hasta hacerle casi la autopsia a la conversación, no puedes fingir las expresiones de tu cara, ni hacerte el/la tonto/a con tanta facilidad. En persona un “no” machaca más el orgullo que a través de un mensaje, y claro, eso acojona. Pero en persona también se hace más evidente que si habéis quedado, sobre todo si es a solas, entonces es por algo, y aparece la presión de “lanzarse”. Hay quien espera a ver X señales para estar seguro/a de lanzarse, y quien prefiere eliminar la tensión desde el principio con un beso. Hay quien ni hasta poniéndole carteles luminosos se da cuenta de que el/la otro/a está interesado/a y acaba perdiendo la oportunidad, y quien se cree que cualquier muestra de atención, si encima es regular, tiene que significar un interés amoroso/sexual. 

Si ya es difícil a veces entender a las personas, cuando no se cuenta con sus gestos ni sus tonos, parece como si se tratara de una carrera en la que te vendaran los ojos, en la que tienes que guiarte, básicamente, por instintos. Pero de una frase se pueden interpretar muchas cosas, tema que vi recientemente en el máster al que estoy asistiendo. Por ejemplo, de la frase “Qué bien te queda ese vestido”, podríamos sacar interpretaciones tan dispares como que quien lo dice está siendo irónico/a, que lo dice con deseo sexual, que lo dice con envidia, y hasta puede que lo diga con sinceridad. Lo mismo puede aplicarse en “qué guapo/a estás en esa foto”, será el contexto y la relación con esa persona la que te dirá si te acaba de tirar los trastos o solo está siendo agradable. O bueno, no nos engañemos, el emoticono (y si ya es el de la lengua fuera, señores, ¡está ligando! ¡está clarísimo! ¿o no?)

2.       ¿Indirectas? No, gracias.
Ante alguien que te pregunta habitualmente cómo estás y habláis de vuestras cosas, si pertenece al sexo por el que más frecuentemente te sientes atraído/a, sucede que te empieza a parecer raro, y por eso hay quien prueba a soltar una indirecta con gracia para comprobar la reacción del otro… Que el mundo de las indirectas y sutilezas también es para dedicarle un blog entero, porque cuántas veces pasa que lo que para uno es una indirecta de tonteo claro, para el otro es solo una frase más. Por ejemplo, una chica puede decirle a un chico “¿qué vas a hacer esta noche?” y que para ella signifique claramente que quiere quedar con él, pero puede que para él solo sea una pregunta, a la que contestará los planes que de hecho tenga, o simplemente no preguntarle si quiere que queden los dos. En ese caso ella podría escoger entre frustrarse porque claro, ha pasado de ella (eso cree), o decirle claramente que a ella le gustaría quedar con él. Pues bien, no son pocas las veces que la chica se quedaría con la primera opción. 

¿Y qué pasa cuando entras en el coqueteo con una persona por simple aburrimiento, a modo de juego? Que están los/las que en el fondo piensan: “oye si cae, cae”, pero también los/las que admiten que nunca llevarían al juego a la acción. Queridos, un humilde consejo: no empieces a buscar algo que en realidad no quieres. Sobre todo si esa persona forma parte de tu círculo de amigos o conocidos, ya que las consecuencias puede que no te gusten. Porque pasa que basta que alguien parezca interesado/a en ti para que empieces a plantearte si tu también podrías estarlo en él/ella. Pero también sabemos que pasa que si el otro o la otra percibe que ha conseguido tu atención, entonces disminuyen sus indirectas y acercamientos –o incluso encuentros-, y entonces tú te sientes frustrado/a. Y entonces se puede caer en el círculo vicioso del ahora yo voy detrás, luego yo me canso y vas tú, luego tú te cansas y yo vuelvo… ¿A alguien le suena lo que estoy diciendo? Hasta que o los dos se cansen o uno tenga los santos cojones de hablar claro.  
Hablar a la cara con la persona que te atrae, decírselo, hoy día es de valientes, implica que te interesa lo bastante como para pasar un rato de vulnerabilidad e incertidumbre, lo cual, como que no siempre apetece. Concretando: las indirectas, con cuidadito, que agotan.

3.       ¿Se liga diferente según el objetivo?
Esta pregunta sinceramente la lanzo al aire y me gustaría que alguien me la respondiera, porque hay opiniones diversas. Es decir, si lo que uno busca es únicamente un encuentro sexual, ¿sus tácticas son distintas a si está buscando una pareja? Por ejemplo, ¿se comparten menos contenidos acerca de la propia vida y más comentarios de flirteo si se busca solo sexo, y al revés si te gusta para algo más? ¿La decisión sobre lo que quieres del otro se toma de hecho antes de haber tenido nada con él/ella o más tarde, con el tiempo? Yo recuerdo alguna conversación con varios hombres que me decían que ellos consideraban de antemano que había tías para un polvo, tías que solo serían amigas, y tías con las que podrían tener una relación de pareja. Y recuerdo que me resultó interesante, dado que, a mi modo de ver, todos podemos cambiar de opinión sobre otra persona. 

¿Puede decirse 100% seguro la frase “yo no quiero nada serio” cuando prácticamente ni has empezado a conocer a esa persona? Y el cambiar de opinión, ¿dependería de algo que el otro o la otra hiciera o de que un mecanismo oculto de nuestro cerebro hiciera “clic”?

4.       Si con amigos es complicado y con desconocidos/as te da pereza (o peor, al conocerlos se convierten en amigos), ¿con quién ligas?
Anda que no he tenido veces este debate con mi Gallinero, pero sin duda es una pregunta compleja. Por un lado tenemos al grupo de gente acojonada por poner en peligro una amistad por algo que no sabe muy bien qué es (o se sabe pero no se quiere admitir), por otro los que consideran que tirar de lo que se tiene más a mano es lo más cómodo, porque ya os conocéis y no hay que pasar por el proceso de ver si merece la pena. Hay quien quiere intentarlo pero le puede la presión de no cagarla, y quien cree que no puede vivir con la incertidumbre de no saber si tiene posibilidades o no, si funcionaría o no, y decide arriesgarse. O si solo buscas un desahogo sexual, al menos con un amigo cuentas con la confianza de que no es cualquiera. ¿En qué lado os situaríais? ¿Problemático o conveniente tirar de amigos/as? Y ahora, ¿qué pasa con el “salir a ligar”? ¿Lo hacen ellas tanto como ellos? ¿Conocer a alguien en un local por la noche implica que lo que ambos buscan es solo un divertimento puntual? ¿Eso te agrada o te detiene? Porque yo conozco a mas de una mujer que ante el mismo tío, si se le acerca en una situación de fiesta le pondría una barrera, pero si se le acerca siendo “amigo/a de…” y le agrega al facebook, entonces la cosa cambia. ¿Son los “amigos de…” el recurso más inteligente?

Ligar o no ligar, esa es la cuestión.


Alejandra Enebral

1 comentario:

  1. cuanta razón llevas,me siento tan sumamente identificada que no se ni como contestar!es algo difícil,creo que indescriptible el comportamiento humano. La forma que tenemos de proponer a los demás soluciones fáciles pero que nosotros mismos no somos capaces ni de afrontar ni de seguir!El hecho de ligar hoy en día,no es la tecnología que utilizamos sino la forma en la que nos lo planteamos,quizás sea porque nos fijamos en la persona incorrecta, quizás sea que no somos correspondidos y eso sea lo que nos lleva a un total y absoluto fracaso, pero pido técnicas, pido el manual de instrucciones que debo de seguir para no fracasar en cada meta que uno se propone. No es el fracaso lo que me asusta en si, sino que desprecie a mi media naranja por estar con los ojos vendados detrás de quién no seria capaz de luchar por mi. Quizás el destino exista, y tarde o temprano nos llega esa cosita en el estómago que nos dice: "est@ si", y quizás en ese momento sepamos salir adelante sin necesitar ningún tipo de instrucciones pero hasta entonces... ¿como sobrevivir a las luchas amorosas? ¿como podemos interpretar las señales que alguien nos envía correctamente,es decir sin malinterpretar?

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