En mi nuevo artículo para la revista online Malicieux Magazine, hablamos de las diferentes parafilias. Diferenciaremos éstas de los deseos y de las conductas y repasaremos distintas parafilias que, quizás o no, os resulten desconocidas.
“¿Qué es lo más raro que has visto en tu profesión?” “¿Cómo puede
haber personas a las que les gusta que su pareja les orine encima?” “¿Tienen
los sado-masoquistas un trastorno mental?” Éstas y otras preguntas similares me
han sido formuladas en numerosas ocasiones. A la gente le pica la curiosidad.
O, mejor dicho, le puede el morbo. Quizás son sólo preguntas inocentes, o
quizás quieren legitimar algunas de sus fantasías más escondidas. La cuestión
es que lo “raro” o menos común, llama la atención.
Fantasías, deseos y
comportamientos
Que habrá quien únicamente fantasea con situaciones en las que
mantiene relaciones coitales con su pareja en la postura del misionero, por
supuesto. Pero que también hay muchas, muchísimas personas que tienen un
nutrido mundo erótico interior, también. Al fin y al cabo, en nuestra cabeza
solo mandamos nosotros. Las fantasías son únicamente imágenes mentales que
recrean escenas que nos producen placer erótico. No significa que quieras
hacerlo, puede que incluso tengas claro que nunca lo harías, pero te gusta
imaginarlo. Por ello, las fantasías no son solo una buena forma de experimentar
situaciones eróticas de forma completamente inofensiva, sino que además son la
mejor herramienta en situaciones de bajo deseo. Encontrar aquello que te
excita, que te pone, que te divierte…. Y lo cierto es que los pensamientos no
hacen daño a nadie. Por lo tanto, a veces hay que darse el permiso de fantasear
sin miedo. Otra cosa es decidir si se quiere o no comunicar dicha fantasía a la
pareja.
En cuanto a los deseos, se trata de fantasías que sí queremos
llevar a cabo en la realidad, por lo que es conveniente evaluar las posibles
consecuencias de los mismos. En estos casos, las personas buscan la forma para
materializar dichas fantasías, esperando que así puedan satisfacer dicho deseo.
Cuando llevamos a cabo dichos comportamientos fantaseados, puede ocurrir que
sean bien recibidos por la pareja (si se tiene) o no. Por ejemplo, una persona
puede fantasear con ser amordazada o azotada por su pareja, de hecho ir dándole
indirectas a la misma, pero si éstas no son tomadas como espera, puede que
decida dejar por zanjado el asunto. Por ese miedo al rechazo, muchas veces
tales deseos se quedan en eso. Y es que aquello que se sale de lo “normativo” o
“frecuente” sigue dando, en general, un cierto respeto. Recordemos: fantasías,
deseos y comportamientos. Es fundamental distinguir estos tres conceptos para
comprender las parafilias.
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