jueves, 24 de septiembre de 2015

De parafilias y gustos “raros”

En mi nuevo artículo para la revista online Malicieux Magazine, hablamos de las diferentes parafilias. Diferenciaremos éstas de los deseos y de las conductas y repasaremos distintas parafilias que, quizás o no, os resulten desconocidas.

“¿Qué es lo más raro que has visto en tu profesión?” “¿Cómo puede haber personas a las que les gusta que su pareja les orine encima?” “¿Tienen los sado-masoquistas un trastorno mental?” Éstas y otras preguntas similares me han sido formuladas en numerosas ocasiones. A la gente le pica la curiosidad. O, mejor dicho, le puede el morbo. Quizás son sólo preguntas inocentes, o quizás quieren legitimar algunas de sus fantasías más escondidas. La cuestión es que lo “raro” o menos común, llama la atención.



Fantasías, deseos y comportamientos

Que habrá quien únicamente fantasea con situaciones en las que mantiene relaciones coitales con su pareja en la postura del misionero, por supuesto. Pero que también hay muchas, muchísimas personas que tienen un nutrido mundo erótico interior, también. Al fin y al cabo, en nuestra cabeza solo mandamos nosotros. Las fantasías son únicamente imágenes mentales que recrean escenas que nos producen placer erótico. No significa que quieras hacerlo, puede que incluso tengas claro que nunca lo harías, pero te gusta imaginarlo. Por ello, las fantasías no son solo una buena forma de experimentar situaciones eróticas de forma completamente inofensiva, sino que además son la mejor herramienta en situaciones de bajo deseo. Encontrar aquello que te excita, que te pone, que te divierte…. Y lo cierto es que los pensamientos no hacen daño a nadie. Por lo tanto, a veces hay que darse el permiso de fantasear sin miedo. Otra cosa es decidir si se quiere o no comunicar dicha fantasía a la pareja.

En cuanto a los deseos, se trata de fantasías que sí queremos llevar a cabo en la realidad, por lo que es conveniente evaluar las posibles consecuencias de los mismos. En estos casos, las personas buscan la forma para materializar dichas fantasías, esperando que así puedan satisfacer dicho deseo. Cuando llevamos a cabo dichos comportamientos fantaseados, puede ocurrir que sean bien recibidos por la pareja (si se tiene) o no. Por ejemplo, una persona puede fantasear con ser amordazada o azotada por su pareja, de hecho ir dándole indirectas a la misma, pero si éstas no son tomadas como espera, puede que decida dejar por zanjado el asunto. Por ese miedo al rechazo, muchas veces tales deseos se quedan en eso. Y es que aquello que se sale de lo “normativo” o “frecuente” sigue dando, en general, un cierto respeto. Recordemos: fantasías, deseos y comportamientos. Es fundamental distinguir estos tres conceptos para comprender las parafilias.



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miércoles, 23 de septiembre de 2015

Mitos sobre las relaciones de pareja


En mi nuevo artículo para la revista online Malicieux Magazine, hablamos de los distintos mitos que rodean al hecho de tener pareja. ¿Tenemos unas nociones demasiado tradicionales sobre el amor y las relaciones sentimentales? ¿Caemos en los prejuicios de siempre? Échale un ojo al artículo y compruébalo tú mismo/a.


Recientemente ha surgido en mi círculo cercano el debate sobre lo que está y no está permitido  en una relación de pareja. Como si hubiera una especie de código que seguir porque, de no hacerlo, eso significa que no se quiere a la otra persona. Pero si hay una cosa que está clara, es que todo está reducido a una cosa: educación. 

Desde que nacemos se nos educa en la idea de que somos el fruto del amor de nuestros padres, monógamos y, por supuesto, fieles. Se nos insta a buscar a la “pareja ideal”, con la que todo será perfecto y tendremos hijos bellísimos. De alguna forma aprendemos que hay varios tipos de personas: “solo amigos”, “líos de una noche”, “amigxs con derecho” y “potenciales parejas”. Que dependiendo de en qué grupo esté el otro, merece más o menos nuestro respeto. Que si queremos que una relación funcione, no se puede tener sexo en la primera noche. Sobre todo si eres mujer. Sí, los estereotipos nos siguen bombardeando, hagamos lo que hagamos. Además, aprendemos que no se pueden hacer las mismas cosas en la cama si hay sentimientos, que si no los hay. (“¿Cómo le voy a hacer a mi novia lo que veo en el porno?”). Que si amor, no cabe en la cabeza de nadie que puedan hacerse tríos o intercambios de pareja. Que debemos contarle todo. Que discutir es signo de problema…pero el no hacerlo, también lo es. Si hay un problema con el otro, se sigue acudiendo antes a los amigos que a ese otro, quien a menudo vive ajeno a tal circunstancia.
            Se crea en nosotros la idea de que los celos son buenos, porque de no tenerlos significa que el otro no te importa. Que nuestra pareja es solo nuestra, y nadie la puede tocar. Que los ex son malas personas que van a querer destruir nuestra nueva relación. Que la infidelidad es un pecado que acaba con la confianza y, por tanto, con la relación. Salvo que el otro no se entere, ahí ya hay más diversidad de opiniones… 


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