Hoy hablamos de varios de los errores que tendremos que intentar evitar si queremos que nuestra relación de pareja evolucione de forma sana y feliz.
1. La sexualidad… ¿individual o conjunta?
1. La sexualidad… ¿individual o conjunta?
El
primer error cuando se tiene una
relación de pareja es pensar que se debe
compartir todo. Por mucho que dos personas sean pareja, tanto uno como el
otro siguen siendo personas individuales, con sus caracteres, sus deseos, sus
motivaciones… Cada uno acepta y vive su
sexualidad de una manera, y es esa forma de expresarla lo que decide
compartir con la otra persona. La sexualidad sigue siendo única e individual,
mientras que lo que se comparten son los gestos y actos. Por supuesto, solo los
que se desean compartir.
Pero
de nuevo, es importante recalcar que el
hecho de tener una vida sexual en común no elimina la vivencia de la sexualidad
de forma individual. Pensar lo contrario sería otro error. Se trata de
poder decidir compartir ciertos momentos y experiencias y, aún así, seguir
reservando para vosotros otros momentos, fantasías o deseos. No existe ninguna
ley escrita que obligue a comunicarse las fantasías eróticas o los antecedentes
en cuanto a vivencias sexuales. Si se desea compartir, perfecto, y si no,
también.
2. ¿Debemos contarle todo a
nuestras parejas como muestra de afecto?
Por
mucho que dos personas decidan compartir ciertos aspectos de su vida, eso no
significa que se fusionen. Esta idea va a ser clave si queremos evitar disputas
y malosentendidos.
Evidentemente,
la comunicación es imprescindible entre los dos miembros de una pareja. Pero comunicarse no es lo mismo que hablar,
y tampoco, como decimos, es necesario hablarlo todo. Quizás esto os chirríe a algunos, sobre todo a
las mujeres, ya que usualmente utilizamos la conversación de una forma casi
terapéutica. Hablar nos relaja y nos ayuda a vincularnos más con la otra
persona. Sin embargo, si se impone como norma la necesidad de hablarlo todo,
puede convertirse más bien en un acto tedioso que en una forma natural de
relacionarse. Si tu pareja no quiere hablar de algo, no significa que no te quiera, simplemente no le apetece hablar de
ello. Y hay que respetarlo. Quizás te esté comunicando
de otras maneras y solo tengas que aprender a leerlas.
Por
supuesto, tampoco es necesario compartir
todo vuestro tiempo y vuestro espacio. Como sabéis, calidad no significa
cantidad. Si no se dispone de momentos para estar con los amigos o incluso
solo/sola, entonces es más fácil que se produzcan los choques. Y es que muchas
veces se pagan las frustraciones con quien tenemos más cerca, que si siempre es
la misma persona, también puede acabar dolida y cansada de la situación.
3. Dudas e infidelidades… ¿se
cuentan?
En ocasiones surgen las dudas sobre si la relación de pareja que tenemos está yendo bien o
si, por el contrario, hay algo que nos gustaría cambiar. En esos casos hay
quien espera a que el otro se dé cuenta y quien lo dice abiertamente. Los primeros
evitan el momento tenso de conversar sobre los problemas, así como el
enfrentamiento con el otro, pero al mismo tiempo hacen que se prolongue la
dificultad. Los segundos aceptan los problemas y tratan de solucionarlos, pero
tienen que lidiar con una pareja que puede sentirse decepcionada ante la
revelación de las dudas.
¿Qué
ocurre cuando aparecen las infidelidades?
Casi todo el mundo coincide en que 1: no les gustaría que les engañaran, y 2:
les gustaría saberlo si eso pasa. Parece que la situación está clara cuando ha habido acto sexual, y
entonces se considera muy lícito “castigar” al infiel. Ha traicionado la confianza de su pareja y por eso "merece" sufrir. Si la pareja decide perdonarle es que es "un/a pardillo/a". ¿A que no os resulta ajena esta idea?
El tema no es tan sencillo
cuando hablamos de otros hechos más sutiles. Por ejemplo, cuando uno de los miembros de la pareja habla mucho con otra persona del sexo
que usualmente le atrae, ¿debe comunicárselo al otro miembro? Y si se dio un
beso con alguien en una noche tonta, ¿debe decirlo? ¿Y si tiene fantasías con
otra persona que conoce? ¿Son eso cuernos? Decirlo conlleva el riesgo de que la
pareja se enfade y hasta decida romper la relación, pero ocultarlo supone que
si se llega a enterar de alguna otra forma, no volverá a confiar en el otro/la
otra. Seguro que cada uno tenéis vuestra opinión, y el error aquí está en considerar que todo el mundo piensa de la misma
manera. Ni siquiera basta con tratar de ponerse en el lugar del otro. ¿Solo hay un culpable? ¿Cómo estaba actuando la otra persona últimamente? Quizás no haya que ahorcar a nadie y más bien merezca la pena plantearse qué hay detrás de lo sucedido. Perdonar o no perdonar no es tanto la cuestión como el cómo vive realmente cada uno ese hecho y si realmente es posible seguir hacia adelante.
Sé que este tema es muy controvertido así que... ¿qué pensáis?
Alejandra Enebral