domingo, 14 de febrero de 2016

Sobrevivir al Día de los Enamorados

El 14 de febrero es imosible no hablar de San Valentín. Los escaparates de las tiendas se llenan de regalos y decoraciones especiales, y abundan los anuncios que nos empujan a comprar joyas, tartas, o a reservar cenas o noches de hotel. Sobre el origen y todo lo que rodea al día de San Valentín hablamos en este nuevo artículo para la revista Malicieux Magazine


(...) El 14 de febrero de cada año millones de parejas se recrean en detalles y gestos de cariño, se hacen regalos o salen a cenar a algún restaurante bonito.  Las pastelerías preparan bombones, tartas y pasteles especiales, con forma de corazón y con "te quieros" escritos con crema o chocolate. Los restaurantes preparan mesitas con velas y menús específicos para ese día. Las floristerías venden ramos de flores a montones, y las joyerías también se frotan las manos por las ventas con motivo del día de los Enamorados. Gastos y gestos románticos serían por tanto los protagonistas del día.


Distintas posturas en torno al Día de los Enamorados

Alrededor de esta celebración, existen diferentes tipos de comportamientos en las parejas. Por un lado, nos encontramos a las parejas que deciden celebrar ese día de la forma descrita. Aprovechan a colmarse de palabras bonitas, a reservar noche en un hotel o cena en un restaurante especial. Y quizás, también, a regalarse perfumes, relojes, rosas, tarjetas, peluches… Por otro, parejas donde alguno de los dos o los dos, esperan corregir en San Valentín los errores y/o desatenciones del resto del año. Por otro lado, las parejas que se esfuerzan ese día por no seguir las pautas consumistas, que gritan a los cuatro vientos que no necesitan un día específico para expresarse lo mucho que se quieren. Por otro, parejas donde se vive ese día como uno más, pero tampoco critican que haya quien quiera celebrarlo. Por último, las parejas que ya se lo han dicho todo y donde el romanticismo hace tiempo que brilla por su ausencia.


¿Y los que no tienen pareja? En este caso, de nuevo encontramos distintas posibilidades. Están aquellos que lamentan no contar con un compañero/a con quien celebrar el día de alguna forma. Se sienten solos y desgraciados por no tener a alguien que les quiera, y esperan que la festividad pase rápido para no darle más vueltas. También los que, por el contrario, se reafirman en su condición de solteros, y aprovechan a afirmar que no necesitan una pareja. Están los que, convencidos de que el día de San Valentín es sólo una invención americana que lleva a volverse cursi y a dar un buen golpe a la cartera, se alegran de no tener una pareja que sí les exigiera pasar por el aro de la celebración. Por supuesto, también los que lo viven como un día más, y consideran que es decisión de cada uno el hacer algo especial o no.

Pero... ¿por qué se celebra San Valentín?


¿Qué opina la psicología sobre el día de San Valentín?


¿A favor...o en contra?


 

Si deseas conocer la respuesta a estas preguntas, visita el siguiente enlace para acceder al artículo al completo:
http://www.malicieux.es/magazine/bienestar/san-valentin-san-controversia.html

viernes, 12 de febrero de 2016

¿Eyaculan las mujeres?


¿Por qué algunas mujeres afirman que pueden “eyacular”? ¿Es posible? El tema de la eyaculación femenina se ha convertido en los últimos años en una cuestión controvertida. En el siguiente artículo escrito para  la página de Familia y Salud de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria , resolvemos unas cuantas dudas sobre ella.

¿Qué es la eyaculación femenina?
La denominada eyaculación es un fenómeno que forma parte de la respuesta sexual de la mujer. Se caracteriza por la expulsión de un líquido a través de la uretra. Generalmente, ocurre cuando la mujer llega al orgasmo. Habitualmente se logra a través de la estimulación de una zona conocida como Punto G. Esta zona está situada a unos tres centímetros en la parte anterior de la vagina.

¿De qué se compone el líquido eyaculado?
Muchas mujeres cuentan que sienten muchas ganas de orinar antes de que se produzca la eyaculación. Incluso, a pesar de haber ido recientemente al baño. Pero los científicos que han investigado sus componentes dicen que no se trata de orina. Aunque sí que contiene trazas de urea. Su origen estaría en lo que podría ser la próstata femenina. Además, este fluido es incoloro, inodoro, no tiene un sabor concreto y no mancha.

El tabú de la eyaculación femenina
Por desconocimiento, muchas mujeres viven este hecho con cierta vergüenza. Esto es lo que lleva a seguir manteniendo este tema tabú. Por el miedo a orinarse encima, hay mujeres que se vuelven vigilantes de sus sensaciones. Esto hace que se corte el orgasmo y la eyaculación. Por otro lado, otras consiguen mantenerse relajadas y experimentan placer. Además, el episodio de la eyaculación puede vivirse de forma muy placentera en las parejas.


¿Es lo mismo que la eyaculación masculina?

¿Pueden eyacular todas las mujeres?

¿Es posible eyacular sin tener un orgasmo?


¿Quieres saber la respuesta a estas otras preguntas? Pincha en el siguiente enlace para acceder al artículo completo:


miércoles, 10 de febrero de 2016

¿Amamos siempre de la misma manera?



Este, como cualquier otro, es un buen momento para que nos paremos a pensar sobre el amor. No en su parte cursi, sino en sus tipos y formas. En sus combinaciones, sus expresiones, sus blancos, sus negros y sus grises. De eso va mi nuevo artículo para la revista Malicieux Magazine, y os animo a dedicar unos minutos a leerlo y a reflexionar sobre las preguntas que os planteo. Amamos diferente a padres, parejas, amigos, hermanos. Pero también amamos diferentes según nuestro momento vital y según lo que el otro nos aporta. A veces amamos de una forma que nos duele, y a veces lo hacemos de una forma que cura el resto de nuestros males. Espero que lo disfrutéis.



¿Amamos siempre de la misma manera?

La respuesta a esta pregunta es evidente cuando nos referimos a los diferentes tipos de amor que existen. No es lo mismo el amor hacia la familia, que hacia los amigos, que hacia la pareja. Incluso dentro de ese amor puede haber cierta evolución en el tiempo. 

La cultura griega ya nos distinguía cuatro tipos diferentes de amor. En primer lugar estaría Eros, un amor apasionado basado en el deseo y la atracción sexual. Este tipo de amor sería el característico de los inicios de las relaciones sentimentales, cuando las ganas que se tienen los amantes son las que guían muchos de sus comportamientos. En segundo lugar, nos encontraríamos con Storgé, un amor fraternal que sería el que dedicamos a nuestros padres, hermanos y demás familia. También es el que desarrollamos hacia nuestros amigos o hacia nuestras mascotas. En tercer lugar estaría Philia, un amor que nos llevaría a tratar de relacionarnos correctamente con el resto de personas, a ser solidarios, a ayudarnos unos a otros, a trabajar juntos por un bien superior. Finalmente, en cuarto y último lugar estaría Ágape, un amor profundo y sincero que nos llevaría a cuidar y garantizar el bienestar de nuestra pareja.

Por otro lado, en psicología existe la teoría triangular del amor, que ya mencioné brevemente en otro de mi artículos (Mi pareja no quiere hacerme el amor). En ella, Sternberg postula que el amor sería siempre el resultado de las diferentes combinaciones de tres dimensiones: intimidad, pasión y compromiso. La intimidad sería la que nos hace sentir ese vínculo afectivo hacia el otro, la que nos lleva a querer compartir nuestro tiempo y nuestras emociones con esa persona. La pasión la que nos hace desear al otro, siendo ese deseo sexual y/o romántico. Finalmente, el compromiso sería lo que nos hace ser fieles al otro, manteniendo ese amor a pesar de las dificultades del día a día. La falta de amor equivaldría, según esta teoría, a la inexistencia de estas tres dimensiones. Sin embargo, Sternberg distingue 7 tipos diferentes de amor. 

El cariño se originaría de únicamente de la intimidad, y un buen ejemplo son las relaciones que tenemos con nuestros amigos. El encaprichamiento sería el que nace únicamente de la pasión, donde el objetivo es generalmente la unión sexual. Un ejemplo sería una relación sexual que se mantiene con una persona que acabas de conocer, únicamente porque te atrae y te apetece. Siguiendo con los distintos tipos, nos encontramos con el amor vacío, donde no existen más sentimientos que el respeto y la reciprocidad, como en el caso de los matrimonios arreglados por las familias, donde al principio los esposos apenas se conocen. El amor sociable lo encontraríamos en parejas que ya han perdido la pasión, pero se siguen teniendo un gran cariño, manteniéndose por tanto la intimidad y el compromiso. Otro ejemplo serían los mejores amigos, o los familiares. El amor fatuo surgiría de la combinación entre la pasión y e, compromiso, pero en ausencia del vínculo de la intimidad. Un ejemplo serían las parejas que siguen juntas únicamente por las relaciones eróticas, pero que apenas comparten sus sentimientos o vivencias uno con el otro. El amor romántico sería el resultado de la combinación de la pasión y la intimidad, pero en ausencia de compromiso. Un ejemplo serían las relaciones que se inician sabiendo que van a tener una fecha de caducidad concreta o muy poca duración. Finalmente, el séptimo tipo de amor, el amor consumado, nacería de la unión de las tres dimensiones a la vez: intimidad, pasión y compromiso. Al contrario de lo que se pueda pensar, este tipo tan completo de amor es realmente difícil de alcanzar y, sobre todo, de mantener. Es la idea que la mayoría de la sociedad tiene de lo que debería ser un amor de pareja. El que nos venden en las películas románticas. Ese amor que, a pesar del paso del tiempo, sigue siendo fiel y sigue manteniendo la misma chispa y la misma confianza. Y es que las personas no solo queremos que nuestra pareja nos desee y nos muestre su afecto, también queremos que solo sienta eso por nosotros, y evidentemente, que se mantenga por siempre. ¿Es una petición posible o imposible?

Dejemos a un lado el amor que sentimos hacia nuestra familia y nuestros amigos para centrarnos en el amor hacia nuestros compañeros y compañeras sentimentales. ¿Es posible seguir sintiendo la misma pasión al principio de una relación de pareja que a los dos años? ¿Y a los diez años de relación? ¿Y a los treinta? Si la pasión disminuye… ¿es eso un motivo para replantearse la relación?



Si deseas leer el artículo al completo, pincha en el siguiente enlace:
http://www.malicieux.es/magazine/bienestar/amamos-siempre-de-la-misma-manera.html