martes, 23 de septiembre de 2014

Los sentidos en el sexo: olfato, gusto y tacto



Y si ya estuvimos hablando anteriormente de la vista y el oído, nos tocaba hablar ahora del olfato, el gusto y el tacto. Personalmente, creo que dedicamos muy poca atención a nuestro sentido del olfato cuando, en realidad, es enormemente potente. Sobre el gusto, qué decir… No sólo la comida tiene sabor, también cada uno de nosotros lo tiene… Y sobre el tacto, en fin… ¡caricias para todos! ¡Echadle un ojo a mi nuevo artículo de la revista Malicieux Magazine, seguro que aprendéis algo nuevo!




OLFATO

El olfato es el sentido más fuerte cuando nacemos, y está directamente relacionado con los centros más primitivos del cerebro. Por eso existe una estrecha relación entre el olfato y la memoria, que hace posible que un perfume concreto nos permita rememorar un cierto episodio vivido, sobre todo si tiene gran carga emocional, al cabo de los años. ¿A que alguna vez te ha pasado ir por la calle y reconocer un olor, y te has puesto a pensar en el recuerdo asociado?

Por otro lado, seguro que alguna vez has oído hablar de las feromonas, responsables del aroma que secretamos tanto hombres como mujeres de forma natural, y que es único de cada individuo. Pues bien, parece que ese olor característico es fundamental a la hora de escoger a nuestras parejas. Así, no solo estaríamos orientados a un físico determinado, sino que dentro de eso, también lo estaríamos a una fragancia muy concreta, de un hombre/mujer. De acuerdo a los estudios existentes, parece que buscaríamos a los hombres con mayores índices de testosterona y a las mujeres con mayor índice de estrógenos (fase fértil del ciclo).

Por supuesto, dentro de la explicación biológica, también es importante la higiene. Por muy atractiva que sea una persona, si no se ducha o huele de manera desagradable, puede restarle muchos puntos. Así que ya sabes, no eches a perder una oportunidad por descuidar tu limpieza personal.

Hoy día, los perfumes y desodorantes, y hasta los geles de ducha, se hacen buscando no solo la higiene sino, también, ese poder de resultar atrayentes para los demás. De hecho, es increíble cómo muchas mujeres (...)


GUSTO

¿Sabías que el sentido del gusto es clave también para la atracción sexual? Cuando alguien nos atrae, se produce un aumento de la secreción de saliva (igual que cuando olemos una comida que nos gusta), lo que influye también en que su saliva recoja más intensamente los aromas particulares de cada individuo. Evidentemente, eso se reflejará en su sabor, por lo que un beso puede ser muy determinante a la hora de decidir si alguien nos gusta.

Así, no solo es importante la manera de besar, que lo es y mucho, sino también la humedad y el sabor de la boca donde introducimos nuestra lengua. Aquí, de nuevo, te aconsejamos que cuides tu boca y tus dientes adecuadamente, evitando malos olores. Y si no puedes lavarte los dientes, lleva contigo algún caramelo o chicle, que nunca sabes cuándo vas a necesitar dar un beso.

Por supuesto, no podéis desaprovechar la ocasión de besar, lamer y mordisquear cada parte del cuerpo de vuestro/a amante, ya que no solo es tremendamente excitante, sino que, además, podréis notar los diferentes sabores naturales. Y si queréis probar sensaciones nuevas, quizás podéis haceros con un envase de pintura comestible o de polvos comestibles, con los que poner el toque dulce a vuestros encuentros. Es mejor que evitéis los perfumes en las zonas donde queráis recibir la lengua de vuestra pareja, dado que un sabor demasiado intenso puede terminar resultando desagradable.

Por otro lado, no podemos obviar el tema del sexo oral. Si la higiene es importante en la boca, lo es también en los genitales. No es que sea necesaria una limpieza escrupulosa, ya que tampoco es bueno para la piel. Como ya he explicado, los genitales emanan un olor característico que no tiene por qué ser malo y, con ello, tampoco el sabor. De hecho, es curioso como muchos hombres afirman excitarse con el olor y sabor de la vulva femenina, algo que suele sorprender a sus parejas femeninas. (...)


TACTO

Es evidente que recibir las caricias de nuestro amante nos pone a todos la piel de gallina, activándonos de tal forma que deseamos que siga, y siga… Nuestra piel es enormemente sincera, y si la atendemos veremos cómo se comunica: el vello de punta, el enrojecimiento y erección de los pezones, los carrillos sonrosados…  La piel recibe y responde a los estímulos, por lo que es muy importante mantenerla cuidada y limpia. Para ello, te recomendamos que la hidrates adecuadamente, y que utilices productos siempre dermatológicamente testados e hipoalergénicos. Además, una piel suave e hidratada resulta mucho más atrayente, ya que también es un signo de una buena producción de feromonas.

Nuestras manos son las más empleadas a la hora de dar placer mediante el tacto, ya sea por medio de caricias, de masturbación, o incluso de masajes. Y es que las manos se adaptan fácilmente a cada parte del cuerpo, otorgando la presión o sutileza deseados.

Dado que los hombres suelen tener la piel más gruesa y, además, suelen tener más vello, te recomendamos que presiones más firmemente su piel cuando les toques, para que puedan gozar de las sensaciones que les transmites. En cuanto a las mujeres, las hay que prefieren las caricias más intensas y las que desean recibir un contacto mucho más ligero. También puede variar según el momento, así que no hay reglas universales.

Sea cual sea el sexo de tu amante, palpa cada zona de su cuerpo, descubriendo sus zonas más erógenas. Puedes optar por intercalar zonas más sensibles con otras menos sensibles, o hacerlo de forma progresiva, acabando con aquellas que le vuelven loco/a. ¿Y si os tapáis los ojos? En los hombres, no te olvides de (...)


Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo:
http://www.malicieux.es/magazine/sexo/los-sentidos-en-el-sexo-olfato-gusto-y-tacto.html 
 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¡Aclarando ideas! (I)

Hoy os planteo un pequeño examen sobre el uso de una de las palabras que más empleamos en nuestras conversaciones con nuestros amigos.


 Cuando hablamos de “sexo”, ¿a qué nos referimos?

El “sexo” es el tema central de multitud de coloquios, charlas, artículos de revistas… ¿siempre se refieren a lo mismo?

Empleamos la palabra “sexo” para hablar de un montón de cosas, relacionadas pero diferentes, lo que alimenta la confusión que genera su uso. Por ejemplo, hablamos de “practicar sexo”, de “los cuidados durante el sexo oral”, de “sexo” como condición biológica (hombre / mujer), como colectivo (ej: “sexo débil”), como sinónimo de sexualidad o de placer… ¡Hasta como sinónimo de pene/vulva/vagina!

La existencia de tantos significados y la carga subjetiva de muchos de ellos, llevan a que exista una especie de tabú en todo lo “sex-“ ,o yéndonos al otro extremo, de, llamémoslo, obsesión (si es sana o no, eso es otra historia…)

No quiero decir que ya no podamos hablar de todo ese “sexo”, pero sí que es importante que partamos de saber lo que es en realidad. Y me temo que no es solo eso “que se hace” o los genitales que se tienen. “Sexo” es lo que somos, hombres y mujeres. Y como tal, cuando hombres y mujeres nos relacionamos, sea de la forma que sea, lo que hay es una relación entre sexos. ¡Y aquí cuidado! Si sexo se refiere a lo que somos, entonces, ¿cómo llamamos a “lo que hacemos con nuestra pareja en la cama”? Pues bien, en ese caso hablamos de “relaciones eróticas” o “encuentros eróticos”, términos más acordes. 

Pero volvamos a ese “sexo” que somos. ¿Qué ocurre si nuestra condición biológica difiere de nuestra identidad sexual? ¡Otra confusión! Aquí quien gana la partida es el “cómo nos sentimos”, es decir, la identidad. El “sexo” se constituye por una sucesión de acontecimientos biológicos, psicológicos y sociales, así que no serán solo nuestros cromosomas los que determinen nuestra “etiqueta”. Ni siquiera la sociedad tiene todo el poder para imponernos nada. ¡Somos nosotros y nuestros sentimientos los que prevalecemos a la hora de reivindicar un sexo u otro (o incluso ninguno, desde algunos colectivos)!

¡Ala, a digerir todo este lío terminológico! ¡Que hasta yo sigo metiendo la pata!


Alejandra Enebral 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Los sentidos en el sexo: vista y oído


Seguro que alguna vez te has dado cuenta de la forma en que se intensifican tus sensaciones cuando estás con esa persona: cuando te mira, cuando te besa, cuando te toca… En este artículo para la revista Malicieux Magazine decidí abordar este tema, y ¡estoy segura de que no os dejará indiferentes!



VISTA

Si tenemos un sentido especialmente sensible a la excitación, es la vista. Probablemente habrás oído alguna vez la expresión de que las cosas “nos entran por los ojos”. Cuando vemos a alguien, nuestro cerebro recibe ese estímulo visual, lo procesa y, en milésimas de segundo, lo valora como atractivo o como no atractivo sexualmente. Como ya sabrás, los hombres son más sensibles a la estimulación visual, mientras que las mujeres atienden a todos sus sentidos de una forma más repartida. Aun así, parece que hay determinadas características físicas que se llevan la palma en cuanto a su poder de atracción, por motivos principalmente evolutivos. Por ejemplo, según el psicólogo evolucionista David Buss, los varones de todo el mundo prefieren esposas físicamente proporcionadas, de piel clara, ojos luminosos, labios carnosos y figuras curvilíneas, que sean por lo común dos años y medio más jóvenes que ellos. La razón sería que ante todo prima su interés por encontrar a una mujer fértil y que pueda hacerse cargo del cuidado de los futuros hijos. Sin embargo, según este psicólogo, las mujeres de todas las culturas tienen menos interés en el atractivo visual de un posible marido, y más en sus recursos materiales y estatus social, prefiriendo que sean un mínimo de tres años mayores que ellas. En este caso, lo que buscarían es asegurarse de encontrar a un hombre que pueda mantener económicamente a los hijos que tuvieran. Por supuesto, eso no quita para que no haya una cierta generalidad en cuanto a los rasgos físicos más buscados, aquellos que potencian la estructura típica masculina: mandíbula ancha, nuez marcada, mentón prominente, manos grandes, espalda ancha, etc.

Si tenemos la suerte de contar ya con una pareja, eso no significa que nuestra visión se reduzca a atender a esa persona, y es lógico que se siga mirando a otras, incluso inconscientemente. Estamos biológicamente preparados para atender a ciertos estímulos visuales, y eso no convierte a nadie en desconsiderado o infiel. Por eso, no hay que poner el grito en el cielo si encuentras a tu pareja mirando a otra persona o, por ejemplo, viendo una película erótica. Por supuesto, luego cada uno tiene su propia opinión y reglas de pareja, y puede que todo se reduzca más a una cuestión de forma (cómo lo/la mira, cuánto, etc.) que de contenido.

Centrándonos en los aspectos más sexuales, es evidente que el simple hecho de ver desnuda a tu pareja, es sumamente placentero. Quedarse desnudo delante de alguien es un símbolo de confianza e intimidad, pero también tiene un elevado poder erótico. La forma en que se quita la ropa, si lo hace deprisa o despacio, si juega contigo mientras lo hace… Reflexionad un poco sobre las siguientes preguntas: ¿Siempre os quitáis la ropa en el mismo orden? ¿Os la quitáis el uno al otro, o cada uno la suya? ¿Habéis probado a dejaros alguna prenda? ¿Habéis usado alguna vez lencería sexy o erótica? Existen muchas formas de potenciar la excitación a través de lo visual, por lo que es importante dejarse las vergüenzas a un lado y mantener una cierta iluminación en el lugar donde vayáis a tener el encuentro. Si la luz os parece demasiado intensa, podéis probar a usar algunas velas, o incluso a tratar de serviros de la iluminación que os llega de otra estancia del lugar.  Tener delante de ti al hombre/mujer que te pone, viendo cómo su cuerpo reacciona complacido por tus caricias es una de las sensaciones más placenteras que existen. No hay nada más excitante que mirar la cara de tu pareja rindiéndose a tus atenciones, rogándote prácticamente que no dejes de tocarla, y, por fin, culminando con un orgasmo. Esa cara de satisfacción es tan sumamente potente, que se refleja en el otro amante, retroalimentándose el uno al otro. A continuación, nada tiene más valor que mirar a tu pareja directamente a los ojos, unos ojos que transmiten los sentimientos más sinceros.

Así, dejando a un lado las explicaciones evolucionistas, el caso es que cuando alguien es objeto de nuestra atención, en términos sexuales, nos cuesta apartar la vista de él/ella. Analizamos su cuerpo pero también su forma de moverse, y hasta la forma en que va vestido/a. Nuestro deseo sexual se ha visto activado. Y eso ocurre tanto con nuestra pareja como con desconocidos, aunque con ciertas diferencias, al estar o no envueltos los sentimientos. Si nos miran de la misma forma, entonces tendremos más posibilidades de éxito. Pero no basta con encandilar a nuestra vista, también el resto de sentidos tienen mucho que decir.



OÍDO

De nuevo aquí tenemos otro buen debate… ¿qué pesa más, la forma o el contenido? Y es que al parecer, la vibración y tono empleado al hablar, tiene un enorme valor a la hora de resultar atractivo para los demás. Voces más graves en los hombres y más agudas en las mujeres son las que se buscan más frecuentemente, como signos de su masculinidad/feminidad. Además, como se sabe, el tono empleado al decir determinadas cosas, puede influir en gran medida sobre la forma de recibir el mensaje. En el terreno sexual, el tono y contenido de determinados comentarios puede tomarse de forma diferente según el momento en que se encuentren los amantes. Es decir, no es lo mismo emplear una frase picante en una situación erótica, que en mitad de una comida familiar, lógicamente (...)


Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo: http://www.malicieux.es/magazine/sexo/los-sentidos-en-el-sexo-vista-y-oido.html


Alejandra Enebral