Recientemente he asistido a la primera boda de una amiga, algo que necesariamente te hace reflexionar sobre esas pequeñas cosas que son el amor y el futuro. Uff…
Lo
cierto es que en mi vida he pasado por la etapa de querer una pareja y una
estabilidad personal y profesional, porque era lo corriente, y a lo que
supuestamente aspiramos todos, y por la etapa de rebeldía y de no querer
ajustarme a las convenciones sociales. Sobre todo en cuanto a atarme a una
persona (y no hablemos ya de casarme). Pensar en esa posibilidad me ha
provocado tanto deseo como fobia. Como si emparejarse llevara implícito dejar
de disfrutar de otras muchas cosas de la vida para caer en rutinas de todo
tipo. Como si supusiera más sacrificios a la hora de organizar tu tiempo, que
gratificaciones. Siempre me he resistido a pensar que estar con alguien ha de
significar necesariamente abandonar otras amistades o aficiones. Evidentemente,
no tiene que hacerlo, pero todos conocemos a alguien que lo ha hecho. Y, por
supuesto, reconozco que siempre he tenido la sensación de que tras mucho tiempo
con la misma persona llega, necesariamente, el aburrimiento. Y no tolero bien
el aburrimiento.
Mi
amiga lleva once años saliendo con el que hoy es su marido, y tengo bastante
cerca otro ejemplo similar, donde el primer amor se ha convertido en el amor
“para toda la vida”. Eso que parece más una historia de cuento que algo real,
pero que, al parecer, ocurre. Entendedme bien, no me da envidia, que yo creo
que se aprende mucho de las relaciones frustradas y los desamores, pero me
parece curioso y digno de admirar. Compartir tantas primeras veces, sobrevivir
al paso de las distintas etapas, a los malos momentos, a las distancias, los
miedos, etc. La complicidad, el cariño y la pasión siguen estando presentes,
tirando por tierra mi escepticismo sobre la fecha de caducidad de las
relaciones. ¿Se seguirán queriendo y deseando? Pues todo apunta a que sí. Casos
así me llevan a pensar que podría no ser tan malo aparcar las propias resistencias
y creer que es posible, incluso para mí, tener una relación estable y
satisfactoria de pareja. Por supuesto, los matices los aporta cada uno de
acuerdo a su forma de ser. Nos podrán vender cuentos de hadas, o incluso
cuentos de terror, pero lo que está claro es que cada uno, como os dije en el
artículo anterior, escribe el libro de su vida. Mi inclinación a reivindicar mi
independencia y a cuestionarme las costumbres y normas típicas de las parejas
es probable que no desaparezca, pero eso no quiere decir que no pueda dejarme
atrapar por “la enfermedad del amor”.
Uno
de mis mayores temores, que estoy segura de que muchos compartís conmigo, es
saber que la etapa inicial, de pasión sin freno y muestras habituales de afecto
y atención, vaya desapareciendo gradualmente. Me niego a pensar que esas
constantes ganas de ver, tocar y sentir a la otra persona, sean simplemente
producto de la fase del enamoramiento. Me confieso una fanática profunda de la
fase de enamoramiento. Si los maratones de sexo hasta acabar empapados en sudor
han de quedar reducidos a un mero encuentro sexual los sábados por la noche, no
lo compro. Si los nervios cuando sabes que has quedado con él/ ella, esos que
te hacen plantearte la ropa que te vas a poner o el sitio donde vais a ir, van
a desaparecer completamente, no lo compro. Si la convivencia tiene
necesariamente que acompañarse de la pérdida de la chispa, de la ilusión por la
novedad, de la atención a los detalles…
Como
sexóloga, soy consciente de que es inviable mantener la idealización y los
fuegos artificiales, que lo lógico, y hasta positivo es que aparezcan
problemas. Solo si somos capaces de comunicarnos adecuadamente con nuestra
pareja, y conocemos y aceptamos sus virtudes y sus defectos, podremos sacar
provecho de las crisis. Como mujer y, como Alejandra, firmaría por saber si una
relación que inicio va a proporcionarme lo que quiero o no. El paso del tiempo
ha de ser la herramienta para aumentar la confianza y fortalecer la relación,
pero no para anclarse en las rutinas (...)
Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo:
http://www.malicieux.es/magazine/vidas-relaciones/crea-tus-propias-reglas-de-pareja.html
Alejandra Enebral
Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo:
http://www.malicieux.es/magazine/vidas-relaciones/crea-tus-propias-reglas-de-pareja.html
Alejandra Enebral