Seguro
que alguna vez te has dado cuenta de la forma en que se intensifican tus
sensaciones cuando estás con esa persona: cuando te mira, cuando te besa,
cuando te toca… En este artículo para la revista Malicieux Magazine decidí abordar este tema, y ¡estoy segura de que no os dejará indiferentes!
VISTA
Si
tenemos un sentido especialmente sensible a la excitación, es la vista.
Probablemente habrás oído alguna vez la expresión de que las cosas “nos entran
por los ojos”. Cuando vemos a alguien, nuestro cerebro recibe ese estímulo
visual, lo procesa y, en milésimas de segundo, lo valora como atractivo o como
no atractivo sexualmente. Como ya sabrás, los
hombres son más sensibles a la estimulación visual, mientras que las
mujeres atienden a todos sus sentidos de una forma más repartida. Aun así,
parece que hay determinadas características físicas que se llevan la palma en
cuanto a su poder de atracción, por motivos principalmente evolutivos. Por
ejemplo, según el psicólogo evolucionista David Buss,
los varones de todo el mundo prefieren esposas físicamente proporcionadas, de piel
clara, ojos luminosos, labios carnosos y figuras curvilíneas, que sean por lo
común dos años y medio más jóvenes que ellos. La razón sería que ante todo
prima su interés por encontrar a una mujer fértil y que pueda hacerse cargo del
cuidado de los futuros hijos. Sin embargo, según este psicólogo, las mujeres de
todas las culturas tienen menos interés en el atractivo visual de un posible
marido, y más en sus recursos materiales y estatus social, prefiriendo que sean
un mínimo de tres años mayores que ellas. En este caso, lo que buscarían es
asegurarse de encontrar a un hombre que pueda mantener económicamente a los
hijos que tuvieran. Por supuesto, eso no quita para que no haya una cierta
generalidad en cuanto a los rasgos físicos más buscados, aquellos que potencian
la estructura típica masculina: mandíbula ancha, nuez marcada, mentón
prominente, manos grandes, espalda ancha, etc.
Si tenemos la suerte de contar ya con una pareja, eso no
significa que nuestra visión se reduzca a atender a esa persona, y es lógico
que se siga mirando a otras, incluso inconscientemente. Estamos biológicamente preparados para atender a
ciertos estímulos visuales, y eso no convierte a nadie en desconsiderado o
infiel. Por eso, no hay que poner el grito en el cielo si encuentras a tu
pareja mirando a otra persona o, por ejemplo, viendo una película erótica. Por
supuesto, luego cada uno tiene su propia opinión y reglas de pareja, y
puede que todo se reduzca más a una cuestión de forma (cómo lo/la mira, cuánto,
etc.) que de contenido.
Centrándonos en los aspectos más sexuales, es evidente que el
simple hecho de ver desnuda a tu pareja, es sumamente placentero. Quedarse desnudo delante de alguien es un
símbolo de confianza e intimidad, pero también tiene un elevado poder erótico.
La forma en que se quita la ropa, si lo hace deprisa o despacio, si juega
contigo mientras lo hace… Reflexionad un poco sobre las siguientes preguntas:
¿Siempre os quitáis la ropa en el mismo orden? ¿Os la quitáis el uno al otro, o
cada uno la suya? ¿Habéis probado a dejaros alguna prenda? ¿Habéis usado alguna
vez lencería sexy o erótica? Existen muchas formas de potenciar la excitación a través de lo
visual, por lo que es importante dejarse las vergüenzas a un lado y mantener
una cierta iluminación en el lugar donde vayáis a tener el encuentro. Si la luz
os parece demasiado intensa, podéis probar a usar algunas velas, o incluso a
tratar de serviros de la iluminación que os llega de otra estancia del
lugar. Tener delante de ti al
hombre/mujer que te pone, viendo cómo su cuerpo reacciona complacido por tus
caricias es una de las sensaciones más placenteras que existen. No hay nada más excitante que mirar la cara
de tu pareja rindiéndose a tus atenciones, rogándote prácticamente que no
dejes de tocarla, y, por fin, culminando con un orgasmo. Esa cara de
satisfacción es tan sumamente potente, que se refleja en el otro amante,
retroalimentándose el uno al otro. A continuación, nada tiene más valor que
mirar a tu pareja directamente a los ojos, unos ojos que transmiten los
sentimientos más sinceros.
Así, dejando a un lado las explicaciones evolucionistas, el caso
es que cuando alguien es objeto de nuestra atención, en términos sexuales, nos
cuesta apartar la vista de él/ella. Analizamos su cuerpo pero también su forma
de moverse, y hasta la forma en que va vestido/a. Nuestro deseo sexual se ha
visto activado. Y eso ocurre tanto con nuestra pareja como con desconocidos,
aunque con ciertas diferencias, al estar o no envueltos los sentimientos. Si
nos miran de la misma forma, entonces tendremos más posibilidades de éxito.
Pero no basta con encandilar a nuestra vista, también el resto de sentidos
tienen mucho que decir.
OÍDO
De nuevo aquí tenemos otro buen debate… ¿qué pesa más, la forma o el contenido? Y es que al
parecer, la vibración y tono empleado al hablar, tiene un enorme valor a la
hora de resultar atractivo para los demás. Voces más graves en los hombres y
más agudas en las mujeres son las que se buscan más frecuentemente, como signos
de su masculinidad/feminidad. Además, como se sabe, el tono empleado al decir
determinadas cosas, puede influir en gran medida sobre la forma de recibir el
mensaje. En el terreno sexual, el tono y
contenido de determinados comentarios puede tomarse de forma diferente según el
momento en que se encuentren los amantes. Es decir, no es lo mismo emplear
una frase picante en una situación erótica, que en mitad de una comida
familiar, lógicamente (...)
Pincha en el siguiente enlace para leer el artículo completo: http://www.malicieux.es/magazine/sexo/los-sentidos-en-el-sexo-vista-y-oido.html
Alejandra Enebral
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