Dicen
que al finalizar las vacaciones de verano aumentan las rupturas de pareja.
Quizás por las complicaciones surgidas de la convivencia, quizás porque el
tiempo libre aumenta las posibilidades de que reflexionemos un poco sobre
nuestra vida y, por tanto, nuestra relación. De ese momento en el que te das
cuenta de que tu relación está rota es de lo que hablamos en el siguiente
artículo para la revista Malicieux Magazine.
Cuando
todo va bien en una relación de pareja, probablemente nadie se plantea cómo
haría si tuviese que ponerle fin. Si lo diría directamente, si trataría de
darle pistas a la otra persona, si esperaría a que fuese el otro quien tomase
la decisión o a tener a otro u otra para curar las heridas, si le diría los
motivos reales o no… Nadie quiere hacerse la pregunta del qué pasará después,
del si podrán seguir siendo amigos/as o se guardarán rencor, de si podrán
seguir manteniendo las amistades que comparten. Cuando todo está bien, simplemente, uno trata de vivir el día a día.
Generalmente
nadie quiere pensar en qué pasaría si se encontrase en esa otra situación.
Quizás porque sería demasiado doloroso. Quizás porque se sentiría culpable de
solo planteárselo. Quizás porque tiene miedo
a estar solo/a.
Está
claro que no existe la forma perfecta de
romper una relación. Cuando hay sentimientos y emociones involucradas, es
lógico pensar que la ruptura en sí será más o menos dolorosa. Al fin y al cabo,
hablamos de personas que han compartido tiempo, experiencias, confidencias,
intimidad, pasión, cariño. Que a priori quieren hacerse el menor daño posible.
Pero entre las que las cosas no van como deberían.
Múltiples posibilidades para múltiples tipos
de parejas
Podemos
pensar que es más difícil dejar una relación cuanto más tiempo haya pasado
desde su inicio, y no iríamos del todo desencaminados. La rutina creada hace
que a sus miembros les sea más difícil deshacerse de su compañero/a. Pero, una
vez más, también todo depende de cómo viva la situación cada uno de los
implicados. Hay quien sufre rupturas
traumáticas tras menos de un año de pareja, y quien vive con alivio una ruptura
tras treinta años de convivencia.
A menudo la idea de acabar con una relación ronda las cabezas
de uno u ambos miembros de la pareja en varias ocasiones antes de tomarse la
decisión definitiva. Se lo plantean, pero quieren intentar todas las
posibilidades antes de recurrir a ese fin.
(...)
Comunicar la decisión
Aunque ya
hemos explicado que no existe la forma perfecta de terminar una relación de
pareja, sí que hay ciertas claves que pueden ayudarnos a superar ese momento:
-
Díselo en persona.
Si bien
parece lo lógico, es evidente que no siempre se hace. La vergüenza, la
culpabilidad, el miedo, pueden hacer que la persona decida utilizar otra forma
para comunicar su decisión. (...)
-
No dejes que te domine la ira o el rencor.
Es
recomendable tratar de organizar las
ideas y argumentos que queramos exponer a la otra persona. Dejar a un lado
los reproches y la ira e intentar expresarnos de una forma calmada. (...)
-
No emplees ultimatums
Hay quien
tiene claro que la relación no va bien y, aun así, amenaza al otro o la otra
con ese final para conseguir lo que quiere. (...)
-
No recurras a frases hechas
Todos
sabemos cuáles son esas frases hechas: “No ere tú, soy yo”, “Podemos ser
amigos”, “Te mereces algo mejor que yo”… Este tipo de frases, tan gastadas y
socorridas, en nada contribuyen a expresar cómo nos sentimos y a que la otra
persona nos comprenda. En el primer caso (...)
-
Prepárate
para las posibles reacciones
Cuando
nos imaginamos el momento de la ruptura, tan solo jugamos con una de las
variables. Por mucho que conozcamos a nuestro/a compañero/a (...)
¿Y ahora qué?
Tras una
ruptura, es importante saber crear otras
rutinas para no quedarse estancados en el pasado (...) La clave, por tanto, es mirar hacia delante, quedándonos con lo bueno
vivido, y esperando lo bueno por venir.
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